Kanji Aikido |
El Aikido es una magnífica síntesis de las Artes Marciales del Japón. En él se ve cristalizada la larga e intensa tradición del Budo (el Camino del Samurai).
Es una auténtica ciencia del combate. La técnica del Aikido consiste en
el máximo aprovechamiento de la inercia del atacante, armonizando con
su movimiento y neutralizando así la fuerza agresiva hasta que el otro
se quede completamente reducido y dominado. Un movimiento del Aikido
tiene, con frecuencia, una trayectoria espiral o esférica. No existe la
resistencia y siempre se mueve a favor de la fuerza del otro, lo cual
es, en realidad, la base común y fundamental de las Artes Marciales
japonesas. Sin embargo, la característica de la técnica del Aikido es
utilizar siempre la energía (fuerza mental y física) en sentido de
extensión y nunca contractivo.
Es una extensión, expansión y liberación físicas y mentales. Un
movimiento extensivo se debe realizar con naturalidad y con el firme
mantenimiento de la concentración y del equilibrio. Para realizar una
técnica con eficacia es vital una función coordinada, armónica,
espontánea y natural del cuerpo (los movimientos de la cadera, los
desplazamientos de los pies, el manejo de las manos, etc…), la
respiración y la mente.
Hay doce técnicas fundamentales (IKKYO, NIKYO,
SANKYO, YONKIO, GOKYO, SHIHONAGE, IRIMINAGE, KOTEGAESHI, TENCHINAGE,
KAITENNAGE, KOKYUNAGE, que es la más sintética de todas, y KOSHIWAZA) y
estas técnicas básicas, aplicándose contra los más diversos ataques
posibles, como presa de manos, agarre de solapa, golpe vertical,
horizontal o lateral, de frente o por detrás, ataque armado con
cuchillo, espada o bastón, o ataques simultáneos, etc…, se multiplican y
desarrollan casi
infinitamente. Pero estas innumerables técnicas obedecen sin excepción a
una sencilla ley que se llama AIKI, Armonía o Realización de la Unión devolviendo la fuerza agresiva a su autor.
Esta maniobra puede compararse, tal vez, con una ingeniosa canalización
de agua: una corriente de agua, uniéndose con otra, aumenta su potencia,
en vez de disminuirla chocando con ella; se dirige armónica y
dinámicamente hacia el origen de ésta, vertiendo así toda su energía en
ella. Según la variación de la trayectoria que dibuja, este movimiento
se llamará Shihonage, Iriminage, Kotegaeshi, etc… Este mecanismo se
puede adaptar a cualquier otro tipo de ataque. Aquí se revela que la
dinámica del Aikido consiste en no tratar a un ser humano como una masa o
un volumen determinado dimensionalmente, sino como una corriente
enérgica o KI. Sin embargo, el Aikido no se limita a ser una mera
técnica de lucha ni un deporte. Es ante todo, un arte muy depurado; su
estética se identifica con las más refinadas ramas del arte tradicional
japones. Su sobriedad y dinamismo nos hacen recordar la pintura y
escultura medievales; su sencillez y agudeza, la espada japonesa; su
finura y elegancia, la cerámica; su serenidad y pureza, la arquitectura y
jardinería. Es también una filosofía de la vida.
El Aikido fue creado hace medio siglo por el Maestro MORIHEI UESHIBA (1883-1969), una bella encarnación de la espiritualidad japonesa:
“… como AI (armonía) quiere decir también amor, decidí bautizarle como AIKIDO a mi único BUDO.
El verdadero Budo es una obra de
amor. Consiste en dar la vida a todos los seres y no matarse o batirse.
El Amor es la divinidad que cuida de todo, que mira de todos. Nada
existe sin él. Aikido es el cumplimiento del amor.
El secreto del Aikido es ponernos en armonía con el movimiento del Universo y ponernos de acuerdo con el Universo mismo.
El que ha adquirido el secreto del
Aikido, contiene en sí mismo al Universo y puede decir: ¡Soy el
Universo!. Por rápido que sea mi enemigo, nunca soy vencido. No es
porque mi técnica sea más rápida que la de mi adversario, no es una
cuestión de velocidad; el combate está terminado antes de haber
empezado. Cuando el enemigo trata de combatirme a mí, que soy el
Universo, tiene que romper la armonía del Universo. Por este hecho, en
el momento en que decide combatirme, ya está vencido. El tiempo no
puede medirse, ni en rapidez, ni en lentitud… El Aikido no resiste
nunca; por tanto, el Aikido es siempre victorioso… Lo que es preciso en
el Aikido es querer servir la paz para todos los seres humanos y no
entrenarse y desear la fuerza con el único fin de querer vencer al
adversario…”
De la Memoria del Maestro Morihei Ueshiba
Estas son las palabras del fundador del
Aikido. Estas son sus confesiones. Estas ideas, que son la conclusión
del hombre que ha atravesado el largo y duro camino del crudo
antagonismo, lo cual ha sido superado por él finalmente, no debe estar
lejos de la Ramakrishana o de Gandhi. En este momento, su Budo dejó de
ser una mera técnica de combatir y pasó a ser un Camino Constructivo, y
así nació el AIKIDO.
YASUNARI KITAURA
8º Dan Shihan
Delegado del AIKIKAI en España
8º Dan Shihan
Delegado del AIKIKAI en España